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La ruta del refugiado: Dollo Ado

Artículo publicado en el Norte de Castilla, 2011

El cuerno de África sufre una situación dramática debido a diversos factores. Muchas personas desde Somalia acuden en busca de ayuda y cruzan las fronteras de Etiopía y Kenia. En estos momentos ya no sólo se dirigen hacia los campos de refugiados sino que en el caso de Etiopía cruzan hacia otras zonas a lo largo de la frontera con la región somalí de Etiopía. La población local etíope son los que primero dan asistencia y los que probablemente más vidas salvan al apoyar a la gente en un primer momento, a pesar de lo poco que ellos mismos tienen. Más tarde han ido recibiendo el apoyo de las ONGD, las Organizaciones de Naciones Unidas o del gobierno Etíope. Es por ello que a pesar del reconocimiento que se ofrece hoy a la solidaridad mostrada por las organizaciones humanitarias vale la pena también acordarse de las propias personas y comunidades que en muchos casos comparten lo que tienen para salvar las vidas de sus vecinos y compatriotas.

En Somalia, al igual que en zonas de Etiopía y Kenia, ha fallado por tercera vez consecutiva la estación de lluvias esperada. Esta sequía se ha agravado este año por motivos añadidos: el conflicto que sufre el país; en 2010 el Programa Mundial de Alimentos tuvo que abandonar el país y dejar de dar asistencia alimentaria debido a la presión violenta de Al Saabab; la alta inflación y subida del precio de los alimentos en un solo año; la falta de agua en la región; y la situación vulnerable que llevan viviendo de manera crónica desde hace años.

LA RUTA DEL REFUGIADO
Muchos somalíes están emigrando hacia Etiopía en búsqueda de los campos de refugiados donde han oído recibirán asistencia. Decenas de kilómetros recorridos sobre un terreno pedregoso, sin agua y alimento, donde el polvo y la arena inundan el aire caliente. Si miras al cielo, éste permanece cubierto de nubes gordas, oscuras y espesas; llenas de agua y con ganas de explotar sobre aquellos campos sedientos. Sin embargo, los fenómenos de la naturaleza hacen que estas nubes recorran también su camino desde el mar en Somalia y no descarguen hasta que llegan a las montañas, en las zonas altas de Etiopía. Acompañan en su recorrido a los somalíes pero les despiden amargamente a su llegada a los campos.

Cuando los somalíes llegan a los campos de refugiados comienza un proceso. Al llegar son registrados por la Agencia Etíope para los Refugiados (ARRA). Se les registra y reciben leche caliente. Se realiza un reconocimiento de seguridad. Por un lado se determina si hay algún indicio que determinara que esa persona pudiera ser un peligro en territorio etíope y por otro lado se determina que en verdad sea somalí y no etíope. La situación dramática vivida en Somalia es también compartida en zonas de Etiopía, por lo que muchos etíopes saben que en un campo de refugiados, por el estatus y los derechos adquiridos por el refugiado, recibirían una asistencia que ellos no podrán logar siendo etíopes y estando en situación similar. Aunque en la región somalí de Etiopía se habla la misma lengua que en Somalia; se puede determinar la nacionalidad del individuo a través de los acentos, de las ropas y de preguntas sobre Somalia. Al mismo tiempo, personas especializadas en salud comunitaria realizan un reconocimiento inicial (screening) de la situación nutricional de los recién llegados. Si hay alguna persona en situación de malnutrición se desplazará rápidamente para recibir el tratamiento adecuado.

Terminado el registro realizado por ARRA abandonan el centro de registro y se desplazan al campo contiguo llamado centro de tránsito. Allí, de manera individual, son entrevistado por ACNUR/ UNCHR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. Rellenan un formulario con sus datos personales y se les registra como refugiados. Se toma su huella digital y se realiza una fotografía. Al mismo tiempo se registran sus vulnerabilidades y reciben su primera ration card (según el número de miembros familiares), a través del cual comenzarán a recibir asistencia alimentaria.

En el centro de tránsito estarán un periodo máximo aproximado de dos semanas y tras ellas serán asignados a uno de los campos donde comenzarán su vida como refugiados. Muchas de estas personas vienen de zonas rurales donde existe una gran carencia de servicios como la educación y los servicios sanitarios. Por ello, es necesario explicar muy bien a las personas en qué consiste la asistencia que van a recibir. Los patrones culturales son también muy diferentes. Por ejemplo, una persona occidental prefería esperar sentada en un banco mientras que un somalí es probable que se sienta más confortable sentado en el suelo. En situaciones donde la situación humanitaria es tan grave respetar la dignidad de las personas es muy importante; por lo que los factores culturales deben ser muy tenidos en cuenta en todo momento en la asistencia que recibirán.

Los campos de refugiados suelen tener una capacidad entre 25.000 y 40.000 personas. Aunque el territorio de estos campos está en terrenos sin apenas recursos, éstos se construyen por separado para que el impacto medioambiental no sea tan grande en la zona si se hiciera un solo campo excesivamente grande. Según el estado nutricional las personas reciben un tipo de asistencia y otra. Las personas más vulnerables suelen ser niños menores de 5 años, madres embarazadas y ancianos. Donde un gran porcentaje de los niños y niñas llegan en estado de malnutrición.

Si esta malnutrición es severa, rápidamente se les lleva a un centro de estabilización donde se les atiende de manera intensiva. En los primeros momentos, se busca que el niño se recupere de las patologías sufridas y recupere el apetito; a través de leche enriquecida irán poco a alimentándose hasta que puede comenzar el plumpy’nut, tratamiento que reciben para recuperarse de la malnutrición.

La vida en los campos es una burbuja en el mundo en que vivimos donde los instintos de supervivencia y también de solidaridad aparecen en cada escena. Ahora que en verano están de moda las rutas, esta sería una aproximación a la ruta del refugiado. Como todas las rutas, la moda la ponen los medios de comunicación, ya que está lleva ya viviéndose tiempo atrás. Aunque cada población debiera ser responsable de su territorio y sociedad, los países occidentales tenemos gran influencia en que la situación de vulnerabilidad extrema que sufren estas personas siga perpetuándose. Ojalá las relaciones internacionales pudieran ser más coherentes y responsables, sólo así la ruta del refugiado quedaría como una hoja más en los libros de historia.