Article published by Agenda Pública, 28/05/2018

“Dime lo que sabes hacer y te diré lo que vales”. Esta frase a primera vista tan inconcreta y que fácilmente se puede escuchar en una entrevista de trabajo o en la esfera de los doctorados americanos, bien podría aplicarse para predecir el crecimiento económico de un territorio, una región o un país. O eso es al menos lo que Ricardo Hausmann y César Hidalgo, académicos de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology (MIT), pensaron cuando comenzaron a desarrollar su teoría de la complejidad económica, hace aproximadamente una década.

Según esta teoría, la base del crecimiento económico reside en las capacidades productivas con las que cuenta un territorio para producir mayor variedad de bienes y, a la vez, productos cada vez más complejos. Estas capacidades se manifiestan a través de los productos que dicho territorio es capaz de producir y exportar de forma competitiva. De acuerdo con ello, podríamos ver que las economías más desarrolladas son las más complejas, pues son capaces de producir una gran diversidad de productos, algunos de los cuales (los complejos) están al alcance de muy pocas economías. Por su parte, las menos desarrolladas se caracterizarían por producir menos variedad de productos, que además serían mucho menos complejos.

Para entender de manera más sencilla estos conceptos, Hausmann propone una metáfora a través del juego del Scrabble (Apalabrados)Cuantas más letras (capacidades) tengamos en nuestra mano (territorio), más palabras diferentes podremos ir construyendo (variedades) y, a su vez, las palabras podrán ser más largas (productos más complejos). Por tanto, la clave del crecimiento sería el número de letras (capacidades) de que dispone un territorio para crear más y mejores productos. La facultad que tiene un territorio para ir creciendo no sólo dependería de sus propios factores (capital, trabajo e instituciones), sino de la forma en que combinara éstos para poder explotar todas las capacidades de las que dispone.

Hasta aquí muy bien, pero ¿esta idea tiene alguna relación o evidencia empírica? La respuesta es que sí. Como hemos mencionado, la complejidad económica se mide por dos factores. Por un lado, la diversidad de los productos exportados, lo cual revela las capacidades productivas de un país. Y por otro, la singularidad (ubicuidad) de los mismos respecto a las exportaciones de otros países, esto es, cómo de únicos (ubicuos) son los productos que un país produce en relación al resto de países. En la siguiente gráfica mostramos ambos factores. En el eje horizontal se observa la diversidad de los productos de la economía de cada país, y en el vertical su ubicuidad. Cuanto menor es ésta última, más únicos y exclusivos son los productos que una economía produce. Además, podemos apreciar una correlación entre ambos factores, ya que los países con una mayor diversidad también generan productos más exclusivos.

En el caso de España, observamos que está muy bien situada en cuanto a la diversidad de sus capacidades productivas, pero nuestros productos son más ubicuos de lo que le correspondería, es decir, menos exclusivos, ya que bastantes más países saben hacer lo mismo que nosotros hacemos. Dicho con otras palabras, la poca exclusividad de los bienes españoles hace que España no pueda diferenciarse del resto de países para todas las capacidades que posee.

Diversidad versus Ubicuidad de los productos de la industria española (2015)Elaboración: Borja Santos a partir de los datos del Harvard Center for International Development.

Estas dos propiedades de la capacidad productiva de un país las podemos sintetizar en un único índice, que denominaremos de complejidad económica. Lo podemos enfrentar con la renta de los países para ver si es capaz de explicar su crecimiento. La siguiente gráfica muestra tal relación para 2014, donde el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, indicador de productividad, se recoge en el eje vertical y la complejidad económica de los países en el eje horizontal. Para entender bien el gráfico, aquellos países que se sitúan por encima de la línea diagonal (de ajuste), serían los que tienen una renta mayor a la que cabría esperar de acuerdo a sus capacidades, mientras que los países situados por debajo serían los que disponen de poca renta para todas las capacidades (know-how) que poseen. De esta manera, cabe esperar que el primer grupo de países sufra una caída de su renta en los años próximos, mientras que los que estén por debajo de la línea de ajuste experimenten mayores tasas de crecimiento en el futuro.

Complejidad económica según PIB per cápita (2014)Elaboración: Borja Santos, a partir de los datos del Harvard Center for International Development.

Tal y como se puede observar, la relación entre productividad (PIB per cápita) y complejidad de los productos es bastante potente. Es esperable que países como Alemania, Japón, China e India crezcan más en el largo plazo, mientras que Grecia, Canadá, Nueva Zelanda o los países exportadores de petróleo presumiblemente crecerán poco en los próximos años, dada las menores capacidades de las que disponen. En concreto, este Índice de Complejidad Económica resulta ser un buen predictor del crecimiento dentro de 10 años. De acuerdo a las estimaciones disponibles, el país que más lo hará será la India, con un crecimiento medio del 7,6%, seguido de Indonesia y Vietnam, con tasas del 6%. China quedaría relegada a un crecimiento medio de alrededor del 5%.

En el caso de España, si analizamos su complejidad económica en relación a países con una renta per cápita similar, observamos que se encuentra por encima de lo que nos correspondería. Países con renta similar como Corea de Sur o Israel tienen un índice de complejidad mayor, lo que podría augurarles un mayor crecimiento económico futuro. Es más, cuando analizamos en la siguiente figura la evolución temporal del Ranking Global de Complejidad Económica del Centro Internacional de Harvard o del Observatorio de Complejidad económica, observamos que España está descendiendo rápidamente posiciones respecto a otros países. El índice de complejidad sufre un grave retroceso, especialmente en los últimos cinco años. ¿Qué quiere decir esto? Que o bien España ha perdido amplias capacidades productivas durante los años de la crisis (posiblemente ligadas al cierre de empresas, el deterioro de la fuerza laboral o la baja apuesta política por la innovación) o que el resto de países (incluso emergentes), están acumulando más rápidamente un mayor número de capacidades, lo que les llevará a crecer más en el futuro. En otras palabras, España puede estar perdiendo el tren del futuro.

Ranking global de Complejidad Económica (Harvard CID)

Dicho todo esto, cabe preguntarse cómo podemos ir acumulando más capacidades. Aunque la respuesta no es sencilla ni única, sí podemos dar ciertas ideas de cómo se puede favorecer tal proceso. En primer lugar, las capacidades pueden verse favorecidas mediante la innovación, pues ésta no sólo supone la generación de nuevas capacidades, sino que permite también descubrir y crear productos más singulares con los que España podría adquirir ventaja comparativa en un mayor número de sectores. En segundo lugar, la retención y atracción de talento es fundamental para poder adquirir el nuevo conocimiento necesario. Por último, no sólo necesitaríamos crear nuevas capacidades, sino aprovechar de mejor manera aquéllas de las que ya disponemos. Para ello se han de impulsar las redes de colaboración entre empresas, instituciones, trabajadores y universidades. Actualmente, existen pocas conexiones entre lo que saben desarrollar las universidades y lo que pueden requerir las empresas. Además, el rol de las Administración Pública es fundamental en la generación de capacidades, ya sea como impulsor de nuevas ideas o como agente que sirve de nexo en la generación de ventajas comparativas. Esto es, requeriríamos una actitud activa y dinámica que facilite los flujos de información entre los agentes económicos.

Actualmente vivimos una aparente recuperación económica. Hemos vuelto a jugar con alegría en la liga internacional del Scrabble, pero en vez de seguir potenciando la generación de más capacidades (letras) únicas e innovadoras, nos conformamos con poner en el tablero las letras de siempreMientras que otros países han mejorado su complejidad económica, España pierde fuelle. Nuestra incapacidad por apostar de manera decidida y estratégica por mejorar nuestro conocimiento será fundamental para nuestro crecimiento económico futuro. Ya sabes, corres el riesgo de valer poco si sólo eres capaz de hacer las cosas que todo el mundo sabe hacer.