Publicado por El Norte de Castilla, 06/08/2017

El antiguo alumno de la UVa Borja Santos anima a otros estudiantes locales a probar su experiencia de estudiar en la universidad de Harvard

Borja Santos nunca se había planteado atravesar el océano y menos realizar semejante travesía para franquear las puertas de la universidad con la mayor dotación financiera del mundo, Harvard. Sin embargo, este antiguo estudiante local ha contado su experiencia para animar a otros jóvenes a través de la charla ‘Cruzando dos charcos: de la UVa a Harvard y de la ingeniería a las políticas públicas’, impartida esta mañana en el Aula Triste del Palacio de Santa Cruz.

Harvard suena como algo muy lejano, propio de las clases más elitistas y adineradas de la sociedad, esa institución de la que se oye por los logros de sus estudiantes y por el prestigio que transmite su nombre. Parece un imposible, pero Borja Santos acaba con todos estos juicios de un plumazo. Existen caminos que pueden llevar a un alumno a «cumplir el sueño americano», precisamente de esto se encarga él como miembro de la International Mentorship Program (IMP), una red de asesores que pretenden guiar a otros jóvenes a lograr sus objetivos.

Borja Santos rememora sus comienzos en la carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad de Valladolid. Aunque era «muy dura», él siempre fue una persona a la que le gustaba enfrentarse a controversias y «de algún modo la ingeniería se basa en solucionar problemas». Sin embargo, pronto descubrió que lo suyo era atender las necesidades de la gente. Lo que le llevó a viajar a Alemania, Ecuador y Etiopía.

«Ahí es donde empezó el sueño americano» y, gracias a una beca y al apoyo de la UVa, viajó al estado americano de Massachusetts para reunirse con estudiantes de todo el mundo en la Universidad de Harvard. Al contrario de lo que se piensa, los requisitos no son disparatados; buenas calificaciones, presentar el currículum, referencias y, algo muy característico y determinante en el país, una ‘sense of purpose’. Se trata de una memoria en la que el solicitante debe reflejar cuáles son sus metas o motivaciones, tiene una importancia determinante.

– ¿Qué diferencias aprecias entre el sistema educativo español y el estadounidense?

– Por el sistema que tiene, la universidad se convierte en un negocio. Las privadas llegan a tener un gran nivel de investigación, de exigencia, de organización y de atención a los alumnos pero, analizando a nivel general, la universidad pública deja mucho que desear comparada con los estándares que existen en España. Los estudiantes españoles que te encuentras en centros de investigación de prestigio, por ejemplo, vienen de universidades muy variopintas.; mientras que en Estados Unidos sabes que van a venir de universidades de prestigio. Hay que valorar mucho el esfuerzo que hacemos en España por mantener los estándares de calidad de la universidad pública.

La educación en Estados Unidos presenta un gran desequilibrio entre lo que es público o privado, pues son estas universidades, que requieren de una importante financiación, las que ofrecen lo mejor de lo mejor a los alumnos. Pero el motivo principal es que son un negocio y los estudiantes sus clientes, como explica Borja Santos: «Que una persona salga mal preparada va a afectar al prestigio de la universidad y va a ser un fracaso para ella». Sin embargo, afirma que «el nivel de talento de los compañeros te hace dar lo mejor de ti».

– ¿Qué oportunidades encuentran allí los alumnos que no hallan en España?

– En España cada vez hay más lugares que también dan una formación muy buena, tanto públicas como privadas están intentando fomentar la competitividad de sus másteres. Obviamente, Estados Unidos no deja de ser a nivel geopolítico el país más importante y atrae a mucho talento internacional. Esto permite un sistema muy atractivo por esa multiculturalidad y ese talento global, en España nos es difícil competir.

El ingeniero destaca que la universidad aplica la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner, aquellas como la musical, la interpersonal o la visual-espacial. Pero especial hincapié se hace sobre la capacidad crítica y analítica de los alumnos, algo en lo que un vallisoletano parte con desventaja. «Los españoles tendemos a minusvalorarnos», Borja Santos refiere esto al modelo de educación nacional, que se basa en la memorización de conocimientos de los que «uno nunca está seguro de saberse a la perfección». Por tanto, esta idea hace que los alumnos españoles no estén acostumbrados a dar su opinión con seguridad sobre un tema al «considerarse faltos de conocimientos». Al contrario que sucede con los estadounidenses.

– ¿Qué consejos le daría a un recién graduado que se plantea apostar por este programa?

– Harvard no es el fin del mundo, por estudiar ahí no te conviertes en una superestrella. Hay muchas universidades como Harvard. Pero si hay estudiantes ambiciosos que quieren aspirar a progresar en su carrera o a estudiar con los mejores investigadores, entonces es posible que este sea su lugar. Hay oportunidades. Por un lado, económicamente es un sistema que requiere de becas o planteárselo; pero también hay que saber que trabajando duro y teniendo experiencia y un propósito se puede llegar a donde sea que uno quiera.